Igual que cuando nos acercamos mucho a un rostro hermoso y comenzamos a ver toda clase de defectos y restos de espinillas, la luna con tanto detalle se vuelve física y pierde por tanto su halo romántico. Aunque vivimos en una cultura que rinde culto al cuerpo, fijarnos en la corporeidad verdadera y no ideal de las cosas y de nosotros mismos es una de las cosas que estamos haciendo en estos tiempos raros. Un ejercicio interesante. Detrás del halo está la piedra, dura y sólida, que más que a la vista, llama al tacto.
Bien, bien; nada que añadir.
ResponderEliminarPODI-.
Igual que cuando nos acercamos mucho a un rostro hermoso y comenzamos a ver toda clase de defectos y restos de espinillas, la luna con tanto detalle se vuelve física y pierde por tanto su halo romántico. Aunque vivimos en una cultura que rinde culto al cuerpo, fijarnos en la corporeidad verdadera y no ideal de las cosas y de nosotros mismos es una de las cosas que estamos haciendo en estos tiempos raros. Un ejercicio interesante. Detrás del halo está la piedra, dura y sólida, que más que a la vista, llama al tacto.
ResponderEliminarUn abrazo
Genial! Es mi cuenta pendiente. Besos.
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